lunes, 31 de agosto de 2009

Elogio de la mala onda

Usted está enojado. No es la primera vez que experimenta esta sensación, pero hoy la ira ha tomado su ser. Observa, con el ceño fruncido, a su alrededor y se pregunta cómo carajo llegamos a esto.
Salir a caminar, ir a trabajar, intentar pasear o hacer zapping puede ser una experiencia atroz. La realidad está cargada de violencia. Violentas declaraciones de algún obispo, violento volantazo de un conductor de pene pequeño, violento peinado de una teen arrogante, violenta no respuesta a un saludo, violenta mirada de desdén de alguna treintañera con sed de venganza, violenta falta de justicia, violenta respuesta de un triste vendedor de boletos. El mundo fue y será una bola de toneladas de excremento.
Usted no es un resentido, simplemente usted tiene conciencia de justicia. El odio por la raza humana lo hace improvisar un plan: con la plata de su indemnización repartirá material explosivo entre los pobres, para que lo coman, para que lo usen, y de una vez por todas el planeta estalle en pedazos. No lo logrará. Con lo poco que le paguen sólo podrá comprar unos litros de nafta, algunas botellas y un cartón de cigarrillos. Sus tristes bombas molotov quedarán en un sucio galpón luego de que la policía lo arreste a usted por atacar sin éxitos un local de ollas Essen.
Nada detiene su ira, los cometarios llevados por el ridículo sentido común del común de la gente lo exasperan. Dirán que usted es un intolerante, pero las circunstancias lo dejan a usted en este callejón sin salida del odio. Sólo puede mostrarse irritado frente a un panorama que se derrite. Usted ha perdido todas las esperanzas de que algo mejore. Usted no es pesimista. Usted es realista.


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